jueves, 8 de septiembre de 2011

La entrega

Mi boca, tu boca, nuestras bocas,
La humedad de tus labios contra los míos
me succiona, me fascina, me atrapa
Ese fruto prohibido, mi droga, se adhiere a mi como una hiedra
y se va enredando hasta obnubilar mis sentidos.

El roce seductor de quien se entrega
a la simplicidad de un beso.
Los labios de aquel, agrietados por el viento
dejan entrever sus dientes
teñidos por el tabaco
Pero aquellos labios ya no me importan
sólo pertenezco a los tuyos
Esa boca que me define, me enamora
Te miro las comisuras, esa mueca encantadora que se forma
cada vez que me besas, que nos besamos.

Te deseo, me dejo llevar, podría besarte todo el día
sin cesar, solo perdiéndome en tu sabor, en tu aroma.
Me confundo en tu aliento, me pierdo.
Nuestras lenguas se entrelazan
juegan, se buscan, anidan en mi boca,
en tu boca, en nuestras bocas.
Y ya no puedo dejar de fingir
que en ese grandioso instante
en que nuestras bocas se tocan
TE PERTENEZCO por completo.