sábado, 29 de octubre de 2011

Cronos

Tengo una vida ausente
que se desvanece
en la ironía de un puto reloj.
No temo a la muerte,
pero me aferro a la vida
vacía y sin sentido
que, se supone, algún Dios me dio.
Probablemente un Dios perverso,
que se divierte en mis lágrimas,
hediendo a ponzoña
sacra y venenosa,
Dándose aires cual mugriento bufón.

Entre cuatro paredes

Abrió sus ojos esa mañana
y percibió la miseria de la soledad.
Entre arco iris y sueños
pensó en aquella que no supo darle nada.
Y en sus más puros sentimientos
clavó una espina
y la herida supuró angustias,
y fracasos, y lamentos
lo más triste

(la resaca del amor)

Arremetió.
Jugó su carta más alta, un As,
que no supo ser falso
y ya no era oro, sino oropel.
Brotaron lágrimas, marcaron su piel.
La desolación del amor que nunca llegaba
iba dejando el sinsabor de lo que no supo ser.

viernes, 28 de octubre de 2011

Ausencias

Tu corazón como un látigo
al que recurro
con un único fin:
la Autoflagelación

Química

Química: armonía perfecta de nuestros cuerpos bailando al compás del amor.
Lléname
             Hazme tuya
                                Soy tuya
                                               Ámame

El mundo según yo

Todo es inerte
una masa de cuerpos confusos
Crisis óseas
Constipación de miembros
Cadáveres que bailan alrededor del sol
que juegan a hacerse invisibles
entre los astros incandescentes
Y todo se pierde en la nada misma de su propia esencia
Sin lugar a la imaginación
peleando por resurgir
Aferrándose con uñas y dientes
a la Muerte
y en esa pelea caótica
está,
       en fin,
su propia Vida.

jueves, 27 de octubre de 2011

Cómo decir adiós?

El cielo estalla sobre mi cabeza gimiendo trozos de piedra que rebotan en mis oídos.
No quiero escucharte más.
La corteza de los árboles resuena en mi voz; madera seca, espiga de trigo.
No debo hablarte más.
Se anudan sogas a mis muñecas, grietas en mi piel, resina de pino.
No puedo tocarte más.
Mi sexo busca, anhela, se pierde, se seca, se muere; atrofia de la desesperanza.
No quiero desearte más.
Mis venas vomitan un absurdo vacío; un grito lamentable, casi patético.
Te busco, te llamo... no te encuentro
Solo me odio por no saber
Dejar de esperarte.

Escapar

Sobre mi cuerpo llueve sangre.
Va purgando sentimientos,
lo tiñe todo.
Destilo angustia
exudo soledad
no puedo ver más allá
de esta fatídica existencia
y el deseo incontrolable
de dejar de ser.