miércoles, 31 de agosto de 2011

La Manzana

Llegué a casa muerta de hambre decidida a  arrasar con la heladera. Como ya lo había previsto, no había nada. Seguí revolviendo y al fondo del cajón de las verduras descubrí una manzana; roja, brillante, perfecta en todas sus formas. La agarré y la lustré frotándola en la manga de mi pulóver, pero antes de morderla comencé a pensar en ella, en cómo puede significar tantas cosas para el mundo; bueno, para mi también significaba algo, la forma más rápida de saciar mi apetito.
Me vi pensando entonces en la forma en que la lustraba contra mi brazo, notando que es así es como hacen los chicos antes de regalársela a un profesor. La manzana es el símbolo de los chupamedias, no hay chupamedias sin el peinado con la raya al medio y una manzana en la mano. Me sonreí y seguí con mi meditación.
Ya en un tono más filosófico me vino la escena bíblica a la cabeza, el pecado original. A Eva mordiendo la manzana y luego siendo expulsada del paraíso; dicho sea de paso estoy totalmente ofendida con aquella mujer porque por su culpa Dios nos maldijo a las mujeres diciendo “siempre te hará falta un hombre y éste te dominará”. Si claro, qué misógino es usted, señor Dios. Igualmente entiendo que es un error pensar que fue una manzana cuando la biblia dice que “mordió el fruto de la Ciencia del bien y del mal”, la manzana la dibujó Da Vinci y de ahí se grabó en el imaginario colectivo. Yo supongo que puede tener algo que ver el verbo griego manthano (comprender); porque hablaba de un árbol de la sabiduría o esto se me ocurre solo por querer parecer culta; o el Malus-um latino, pero claro, son solo suposiciones, cosas que se me ocurren con el estómago vacío, cuando en realidad debería haber buscado una galletita, o algo menos simbólico para comer así no divagar con estas cosas.
Pero antes de darle un mordisco, retomé el hilo de mis pensamientos, y como había nombrado a los griegos recordé que fue también una manzana la que desató la guerra de Troya; sí, cuando Alejandro prefirió obtener como recompensa a la mujer más bella y le entregó la manzana dorada de la Discordia Afrodita. No hay dudas de que eso estaba determinado así, pues, que va a preferir un hombre: Poder? Gloria? O acostarse con la más linda y hacer alarde de eso? Fue por lo más seguro sin esperarse la terrible masacre que iba a producirse y generar una guerra que iba a ser recordada por siglos.
Volví de mis divagaciones mentales; observé la manzana que tenía en mis manos, este símbolo universal del pecado y del deseo sexual, y lo mordí. La devoré rápidamente, estaba arenosa y ni siquiera engañó a mi estómago.
La verdad, cuánta pelotudez en torno a ella. Tiré el corazón a la basura y me dispuse a buscar otra cosa para comer.

sábado, 27 de agosto de 2011

Quisiera decirte

Cómo duele muchas veces estar vivo. 
Ya no creo en nada, en nadie.
No confío en mi, ni en vos, ni en eso que algunos llaman amor
me apuñalan las palabras que una vez me dijiste
y ayer no fuiste capaz siquiera de mirarme
y se que te amé como a nadie
y se que te brindé todo lo que estuvo a mi alcance
igual, eso ya no importa, no significó nada
no importaron mis súplicas
mis lágrimas, mi dolor, mi soledad
fuiste cruel y egoísta
hiciste añicos todo lo que alguna vez creí ser
Ahora que ya no estás
quisiera desaparecer
y en la agonía de la muerte
susurrar tu nombre
y poder sentir que todo aquello tal vez sucedió.

viernes, 19 de agosto de 2011

Palabras vacías

Figuras amorfas en mi mente,
se desdibujan al acercarse a mi boca
las plasmo en un papel y son ya
morfemas fragmentados
agrupados en frases incapaces de mostrar
realmente cómo me siento.
Es absurdo, frustrante.
Suenan campanas a lo lejos,
sonidos distantes que hacen eco
en mis categorías gramaticales
Y pido perdón.
Sólo quiero que aprecies lo que escribo
que vos, o cualquier ser humano se interese
por estas palabras huecas
que simplemente se resbalan por mis labios
y dejan huellas más borrosas
que la baba de un caracol.

martes, 2 de agosto de 2011

Puta

Después de encender un cigarrillo, se quedó sentado en la cama pensando. Nunca había podido imaginar sentirse tan miserable, cómo había podido ser tan cruel?. Él amaba a su novia, realmente la amaba; sin embargo no había podido evitar sentirse atraído por aquella mujer; su rostro angelical, su nariz respingada y esa sonrisa que encajaba a la perfección dentro en sus angulares facciones. Esa presencia avasallante y esa actitud provocadora que hicieron que en el pasillo de aquel edificio terminara haciéndole el amor.
A partir de entonces, ella empezó a perseguirlo, a buscarlo. a acecharlo. Quería poseerlo en todo momento, quería hacerlo suyo. Fue en ese momento que él entro en pánico, temía que ella hablara, por eso debía encontrar la forma de asegurarse su silencio. Cuando descubrió la forma, lo hizo.
La encontró, la secuestró y la asfixió. No fue dificil, ella estaba totalmente entregada a él, quién fue presionándole el cuello caza vez mas fuerte a medida que el clímax sexual se acercaba. Después de acabar, con la mirada extasiada, ella simplemente dejó de respirar.
El siguiente paso era averiguar qué hacer con el cadáver. Mientras tanto, lleno la bañadera con agua helada y hielo e introdujo allí el cuerpo para que se conserve algún tiempo y así definir cuál iba a ser su próximo paso.
En parte la situación lo excitaba, cada dos por tres se encontraba con el miembro duro y procedía a penetrar el cadáver. Era extraño, el cuerpo helado, inerte, lo hacía eyacular más rápido y gozar plenamente.
Estuvo así una semana hasta que por fin se decidió a arrojarlo al lago. Lo hizo de noche, un trabajo limpio, sin testigos.
Lavó la ropa de la muerta para entregarla en donación junto con ropa de él y así concluir su trabajo. Mientras juntaba y acomodaba la ropa sobre la cama, llegó su novia y al ver esa ropa de mujer lo interrogó al respecto.
Como la ropa parecía nueva, estaba limpia y perfumada, el no dudó en contestar que era un regalo para ella, que pensaba entregárselo el día de su cumpleaños. Feliz y sorprendida ella se la puso y le quedaba a la perfección.
Él la abrazó, la besó y le hizo el amor con la ropa interior de la muerta puesta. Al acabar, él se sentó en la cama y encendió un cigarrillo. No podía evitar pensar en su propia crueldad. Cómo pudo permitir que la mujer que amaba se pusiera esa ropa?
La ropa de esa puta que supuestamente ahora, está desnuda, flotando en el lago.