martes, 2 de agosto de 2011

Puta

Después de encender un cigarrillo, se quedó sentado en la cama pensando. Nunca había podido imaginar sentirse tan miserable, cómo había podido ser tan cruel?. Él amaba a su novia, realmente la amaba; sin embargo no había podido evitar sentirse atraído por aquella mujer; su rostro angelical, su nariz respingada y esa sonrisa que encajaba a la perfección dentro en sus angulares facciones. Esa presencia avasallante y esa actitud provocadora que hicieron que en el pasillo de aquel edificio terminara haciéndole el amor.
A partir de entonces, ella empezó a perseguirlo, a buscarlo. a acecharlo. Quería poseerlo en todo momento, quería hacerlo suyo. Fue en ese momento que él entro en pánico, temía que ella hablara, por eso debía encontrar la forma de asegurarse su silencio. Cuando descubrió la forma, lo hizo.
La encontró, la secuestró y la asfixió. No fue dificil, ella estaba totalmente entregada a él, quién fue presionándole el cuello caza vez mas fuerte a medida que el clímax sexual se acercaba. Después de acabar, con la mirada extasiada, ella simplemente dejó de respirar.
El siguiente paso era averiguar qué hacer con el cadáver. Mientras tanto, lleno la bañadera con agua helada y hielo e introdujo allí el cuerpo para que se conserve algún tiempo y así definir cuál iba a ser su próximo paso.
En parte la situación lo excitaba, cada dos por tres se encontraba con el miembro duro y procedía a penetrar el cadáver. Era extraño, el cuerpo helado, inerte, lo hacía eyacular más rápido y gozar plenamente.
Estuvo así una semana hasta que por fin se decidió a arrojarlo al lago. Lo hizo de noche, un trabajo limpio, sin testigos.
Lavó la ropa de la muerta para entregarla en donación junto con ropa de él y así concluir su trabajo. Mientras juntaba y acomodaba la ropa sobre la cama, llegó su novia y al ver esa ropa de mujer lo interrogó al respecto.
Como la ropa parecía nueva, estaba limpia y perfumada, el no dudó en contestar que era un regalo para ella, que pensaba entregárselo el día de su cumpleaños. Feliz y sorprendida ella se la puso y le quedaba a la perfección.
Él la abrazó, la besó y le hizo el amor con la ropa interior de la muerta puesta. Al acabar, él se sentó en la cama y encendió un cigarrillo. No podía evitar pensar en su propia crueldad. Cómo pudo permitir que la mujer que amaba se pusiera esa ropa?
La ropa de esa puta que supuestamente ahora, está desnuda, flotando en el lago.

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