Duele la sangre con perverso placer,
es casi como saborear en lo más íntimo
tu semen con olor a lágrimas.
como mirarse en espejos rotos
distorsionando el cuerpo que amé,
como dar ese último beso
con sabor a sangre y a miel.
Es mirarte a los ojos y saber
que durante algún tiempo
no podré hacer nada más
que extrañarte.
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