Tengo una vida ausente
que se desvanece
en la ironía de un puto reloj.
No temo a la muerte,
pero me aferro a la vida
vacía y sin sentido
que, se supone, algún Dios me dio.
Probablemente un Dios perverso,
que se divierte en mis lágrimas,
hediendo a ponzoña
sacra y venenosa,
Dándose aires cual mugriento bufón.
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